Heroínas del amor

Asumir a alguien como héroe o como heroína, implica asumir una posición política. La narrativa de los héroes y de las heroínas lleva implícita una narrativa sobre el modo de vida que una sociedad construye, sobre sus referentes y aspiraciones, sobre su imaginario y sobre lo que quiere ser.
Para los bolivarianos, Manuelita Sáenz fue una militante de la causa libertaria; para la antipatria fue tan solo la amante de Bolívar. Para la izquierda, Zamora es un héroe; para la derecha, un simple bandolero. Para el pueblo pobre, Chávez fue un padre, un hermano, un redentor; para la burguesía fue un ladrón y un "pata en el suelo".
¿Quién y cómo se define cuáles son esas “hazañas o virtudes” que hacen que una persona se convierta en “ilustre y famosa”? Disparar más balas y golpear más duro han sido características de muchos héroes. Cuidar a los niños, al hogar, cocinar, nunca serán hazañas desde el imaginario machista y opresor.
Militares, luchadores, revolucionarios, irreverentes del sistema, han sido en su mayoría quienes han logrado entrar en ese Olimpo. Y lo decimos en género masculino porque, en gran medida, han sido los hombres quienes han ocupado esos lugares de heroicidad.
En nuestro país, es el Panteón Nacional el lugar que agrupa a quienes, en Venezuela, consideramos ilustres e inmortales. Allí acaparan los espacios hombres cuyas hazañas, en su gran mayoría, fueron en el campo de batalla. Y reitero, decimos hombres porque a la fecha, apenas seis mujeres han podido entrar en ese honroso camposanto.
Es por eso que este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, asistiremos a un acto cuanto menos histórico. Tres nuevas féminas ingresarán a esa galería de héroes y heroínas, dos de ellas acreditadas con el mérito incuantificable de haber dado amor.
Hipólita Bolívar será heroína por haberle dado la teta al Libertador y Matea Bolívar será heroína por haber sido su compañera de juegos, primera maestra y amorosa madre de crianza. Es así como la Revolución Bolivariana -a la que Chávez mismo calificó de feminista- reconoce como hazaña, como virtud, como acción heróica, al amamantamiento y a la crianza; esos actos revolucionarios, constructores de sociedad, hacedores de paz, que tanto ha costado que se reconozcan en las leyes y en el imaginario del sistema hegemónico.
Al entrar en el Panteón Hipólita y Matea, acompañadas de la guerrera Apacuana, se igualarán sus hazañas de dar teta y de criar, de ser madres, a la hazaña de Páez, de haber vencido en Carabobo; a la hazaña de Sucre, de haber logrado en Ayacucho el grado de Gran Mariscal; a la hazaña de Fabricio, de haber tumbado a Pérez Jimenez; y a la hazaña de Guaicaipuro, de haber defendido a su pueblo de la invasión y la muerte.
Esa es la sociedad que queremos ser: una sociedad donde dar amor sea el máximo acto de virtud, donde dar teta y criar sean actos de héroes y heroínas.
Fuente: tetasenrevolucion.wordpress.com
(*) Integrante del colectivo venezolano Tetas en Revolución.