Sentido y sin sentido

Dos experiencias fundamentan la vida humana: la experiencia del Sentido y la del Sinsentido. Podemos experimentarlas con distinta intensidad, pero allí están como verdaderos faros del proceso vital humano.
El Sinsentido
El sinsentido es una experiencia cotidiana donde nos encontramos atrapados haciendo cosas que no queremos hacer y sintiendo mucho temor al porvenir. Tratamos de evitar el dolor del sinsentido, fugándonos, embotando nuestra conciencia en actividades ordinarias de todo tipo. A veces estamos tan ocupados corriendo de un lado a otro, que pareciera que de esas cosas que hacemos dependiera la felicidad misma. Cuando estamos así de embobados y algo falla, cualquier cosa: no logramos alcanzar una meta, o somos rechazados, o simplemente algo tan normal como la muerte se nos cruza en el camino, todo eso que parecía tan importante, pierde toda su carga y atractivo.
Así, el sinsentido está presente en nuestras vidas, sea manifiestamente en alguna forma de depresión o angustia, o está oculto tras un espejismo que la conciencia persigue obnubilada.
El Sentido
En este deambular por el sinsentido y tratando de encontrar algo verdadero, verdaderamente verdadero, trascendente, que se proyecte hacia un futuro interminable, en algún momento al doblar una esquina, al abrir una puerta, al cruzar un umbral, somos tomados por una alegría inmensa, por una comprensión totalizadora, por una esperanza esperanzadora, por una fraternal amistad que a todos nos une.
Y esto ¿qué es? ¿De dónde sale esa inmensidad que me acongoja? ¿De dónde apareció ese instante con sabor a “eternidad”? ¿Qué es esto que ahora lo único que quiero es volverlo a encontrar, o tal vez ser encontrado por ello?
Esa experiencia extraordinaria no llegó de afuera, algo en lo mas interno de mi mismo irrumpió como el fuego que desde el centro de la tierra sale por la boca del volcán.
¿Qué hay aquí adentro que tiene tanta fuerza, tanta energía, tanta bondad para que mis simples lágrimas humedezcan al mundo entero?
Algo muy grande vive al interior de cada uno de nosotros, tan grande que la conciencia no lo puede abarcar; sin embargo recibe sus señales y su dirección. El sentido no es algo que viene de afuera, es algo que viene de adentro y se plasma en el mundo de las cosas.
¿Qué es eso que viene de adentro y tiñe completamente al mundo en que vivo? ¿Qué es ese adentro, dónde está ese adentro? Si algo inmenso, más grande que la conciencia y el mundo, alojan adentro mío y también adentro tuyo, ¿qué es ese adentro? Si eso que aloja adentro mío también aloja adentro tuyo, ¿qué es lo que está afuera? ¿Qué es lo que nos separa entre tú y yo?
Eso innombrable, inasible, calmo, casi sin tiempo, que no ocupa espacio, ¿eres tú el espíritu?
De pronto mi psiquis te capta, te intuye y te escucho como si fueras una voz que habla desde mi corazón. De pronto me siento llamado por la bondad, por el amor, por los derechos de mis semejantes, por la justicia. Ya no puedo hacer otra cosa que seguir tu llamado, que es también un mandato. Sólo quiero encontrarte y seguir en contacto contigo, fuente que emanas agua pura y que estás en algún lugar fuera del tiempo y fuera del espacio.
Estás en mi adentro y en tu adentro, y en el adentro de ese que llora por salir de su miseria y de su dolor. ¿Dónde está ese adentro? ¿Qué es lo que realmente estoy percibiendo, qué es lo que se está expresando? El que sufre, llora porque su hambre no le deja expresar eso inconmunserable que habita en su interior. ¿Seguiré de largo en mi propia búsqueda o tenderé una mano solidaria al clamor de mi hermano? Si sigo de largo te perderé y me será muy difícil encontrarte. De pronto supe dónde estás. Estás delante de mis ojos y adentro de mi hermano. Eres lo que está vivo y que tiene que salir, desplegarse, del no tiempo al tiempo, del infinito al espacio.
Hacer lo que hay que hacer significa seguir con el pensamiento, el sentimiento y la acción aquello que desde adentro está impulsando para salir al mundo. Eso es lo importante y el eje de la existencia. Pero ¿y si no conozco o no recibo esa señal que viene de los mundos internos? Entonces búscala incansablemente porque desde allí emana el sentido.
Cuando violento a una persona, cuando la maltrato, cuando impido que se exprese, estoy bloqueando algo muy grande que quiere, que necesita manifestarse. Ese atentado a la expresión de otro es un atentado al sentido mismo de la vida y se registra en quien comete esa violencia como sufrimiento, contradicción y muerte. Por el contrario facilitar el fluir del Sentido hacia el tiempo y el espacio, se experimenta como plenitud y como fe en la vida siempre creciente y eterna. Porque hay un sentido profundo y trascendente, es que puedo experimentarlo. Si no lo experimento, lo busco y cuando lo busco con sinceridad, mis acciones ayudan a la vida y a superar el dolor, el sufrimiento y la muerte; cuando ayudo a la vida, la vida se me muestra en la experiencia de plenitud.
¿Y qué dices entonces de un mundo en que el 80% vive en condiciones miserables, en que los países tienen armamento hasta para armar a sus niños y un poder de fuego para aniquilar el planeta entero? Porque hay sentido y algo muy grande que necesita expresarse a través de lo humano, es que estamos impulsados, tal vez obligados, impelidos por un mandato moral a transformar el mundo y transformarnos a nosotros mismos para que aparezca la bondad, la belleza, la justicia, la humanidad.
Esto es lo que puedo decir sobre el aporte de lo espiritual en lo psicológico. Lo espiritual es lo que fundamenta y da dirección al psiquismo. La conciencia traduce los instintos de supervivencia. Los traduce en ensueños, en deseos y éstos producen acciones. Pero no hay sólo instintos en el trasfondo de la conciencia. En alguna parte donde no existe el tiempo ni el espacio, algo muy importante está impulsando a la vida, y la conciencia es también capaz de traducir esa señal. Si el ruido de la conciencia aumenta a tal grado que no puede reconocer lo inmortal que está operando en ella, esa conciencia está en problemas, en el campo del sinsentido y necesita ayuda para reencontrar su rumbo.