Una carta para compartir

Especiales - Mirando pa' dentro 15 de marzo de 2017 Por Alejandra Vittar
En esta ocasión, Alejandra Vittar nos comparte un texto de Albert Einstein.
Einstein-N

En esta oportunidad, quise compartir con ustedes esta carta de Albert Einstein. Me llamó la atención cómo este genio relaciona términos físicos como Energía, gravedad, potencia y luz, de manera tan sencilla y profunda con la Energía universal, el Amor, Dios, el Sentido de la vida y lo más importante, cómo se podría sanar al mundo del odio, el egoísmo y la avaricia. Léanla y saquen sus propias conclusiones.

A finales de los años 80, Lieserl, la hija del célebre genio, donó 1400 cartas escritas por Einstein a la Universidad Hebrea, con la orden de no hacer público su contenido hasta dos décadas después de su muerte. Esta es una de ellas, a Lieserl Einstein.

"Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad, también chocará con la incomprensión y los prejuicios del mundo. Te pido, aún así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que, hasta ahora, la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras y que, incluso, está detrás de cualquier fenómeno que opera en el Universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del Universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas. El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El Amor revela y desvela. Por Amor se vive y se muere.

El Amor es Dios y Dios es Amor. Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el Amor nos da miedo, ya que es la única energía del Universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su antojo.

Para dar visibilidad al Amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E = mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del Amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el Amor es la fuerza poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del Universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiese que en él habita el Amor, y que es la única y la última respuesta. Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de Amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de Amor, cuya energía espera ser liberada. Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el Amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el Amor es la quinta esencia de la vida.

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti, toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que ¡gracias a ti he llegado a la última respuesta!

Tu Padre: Albert Einstein.”

Quisiera terminar esta reflexión diciendo que comparto la idea de Einstein, en que todos tenemos un generador de amor poderoso, que una vez puesto en marcha, libera una energía transformadora. Agregaría que los que sentimos que la violencia en todas sus formas, el egoísmo desmedido, la avaricia y la mentira (sobre todo ejercida por los poderosos del mundo) son parte de la enfermedad que tiene postrada a la Humanidad, deberíamos unirnos, fortificarnos, cuidarnos, para dotar de sentido a nuestras vidas y a todo ser humano que habita este hermoso planeta. Quizás entonces cuando el clamor de los pueblos sea tal, lo Sagrado se hará presente habriéndose paso entre tanta oscuridad.

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